Un objetivo que conduce a mejorar el análisis y la terapia del movimiento
A pesar de la alta prevalencia de pérdida de visión y ceguera, relativamente pocos estudios han analizado los problemas posturales y musculoesqueléticos en personas con discapacidad visual.
La información visual apoya firmemente la información propioceptiva para el ajuste postural. La visión reducida, pero especialmente la ceguera, provoca una interacción sensoriomotora anormal. La información visual insuficiente debido a una visión reducida o perdida conduce a una mayor incidencia de problemas musculoesqueléticos. El uso excesivo de movimientos y posiciones no fisiológicos de músculos y articulaciones generalmente conduce a síntomas recurrentes o duraderos de rigidez y dolor, generalmente en el área de la cintura escapular y el cuello.
Entonces, el objetivo de este curso es enseñarle cómo evaluar el dolor de hombro para ayudarlo a descubrir la causa subyacente. Aprenderá a evaluar el grado de anomalías posturales de la parte superior del cuerpo.
Una forma de clasificar las molestias del hombro es clasificar las que están relacionadas con un accidente o evento traumático y las que no. En la mayoría de los casos de dolor de hombro, no se encuentra ninguna anomalía estructural clara, que puede confirmarse mediante imágenes (fisioterapia). Sin embargo, suelen intervenir varios factores, y el síndrome de dolor afecta negativamente a las capacidades funcionales y se vuelve recurrente o crónico hasta en la mitad de los casos. Los datos sobre la prevalencia del dolor de hombro varían, ya que no siempre se informa como diagnóstico en el sistema de salud debido a su gravedad y duración variables. Sin embargo, es un problema muy común, que supone una carga individual y social importante, a menudo asociado con otras enfermedades (por ejemplo, diabetes, hipertensión, disfunción tiroidea, trastornos psicológicos).
La periartritis (43,1%) y el síndrome de dolor subacromial (26,9%) son causas importantes de dolor de hombro, pero tienden a diferir entre edades más jóvenes y mayores [4]. Las personas mayores de 40 años tienen mayor riesgo de sufrir afectación crónica del manguito rotador (inflamación, rotura), capsulitis adhesiva o proceso artrítico de la articulación glenohumeral (osteoartritis). Las personas mayores de 61 años tienen una menor tasa de curación debido a un peor pronóstico de la afectación periartrósica. El diagnóstico de estos trastornos, que se asocian con un estado funcional diferente y empeoran la calidad de vida, se basa principalmente en los resultados de los exámenes clínicos. La moderación al inicio del dolor de hombro puede resultar en un aumento adicional de la pérdida de rango de movimiento. Un desequilibrio muscular alterado en cualquier grupo de edad ralentiza y complica la rehabilitación de la articulación del hombro. Los estudios también han demostrado una correlación entre la gravedad de la evitación de movimientos dolorosos y los indicadores de déficit funcional del dolor.
Los fisioterapeutas desempeñan un papel importante para iniciar el tratamiento lo antes posible. El primer paso es un examen físico exhaustivo para identificar, si es posible, el trastorno subyacente de los síntomas del hombro y decidir si el tratamiento puede iniciarse dentro de los límites de la competencia profesional o si los resultados requieren un examen por parte de otro especialista.
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