Otros recursos: informe de caso (disponible después de pasar la prueba)
El dolor en la articulación del hombro se puede caracterizar como una causa combinada de varios factores, por lo que vale la pena abordar los síntomas más importantes al comienzo del tratamiento y luego ampliar los objetivos del tratamiento en paralelo con su reducción. Reducir el dolor es una tarea primordial, porque la inflamación estéril puede iniciar procesos degenerativos o convertirse en un reductor de este proceso debido a la formación de tejido más débil y menos resistente.
El reposo no es la respuesta adecuada ante la indicación de dolor agudo, sino una intervención lo antes posible, que se consigue principalmente recuperando la amplitud de movimiento y restableciendo el equilibrio de los músculos estabilizadores. La falta de movimiento no sólo inicia procesos degenerativos en los tejidos blandos y las articulaciones, sino que también provoca que los nervios queden inmóviles. La intervención de fisioterapia no puede ser drástica. El dolor intenso hace que el sistema nervioso sea aún más sensible a través del espasmo muscular reflejo. La fijación de patrones de movimientos para evitar el dolor provoca un rendimiento anormal, cuya reducción debería ser un objetivo importante en los planes a medio y largo plazo. En su defecto, la sobrecarga continua de determinadas fórmulas anatómicas provoca una mayor irritación y, por tanto, tensiones y alteraciones circulatorias, iniciando un estado emocional negativo, el círculo vicioso del dolor.
El dolor crónico ya no tiene un papel indicativo. Si persiste durante mucho tiempo, se convierte en un síndrome complejo y difícil de tratar. Además de los trastornos psicológicos y sociales, la neuroplasticidad también provoca cambios estructurales que dificultan considerablemente la recuperación.
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